sábado, 8 de marzo de 2014

Un momento

Dios
Ahora es cuando empiezo a analizarme, me sucede algo, pero no sé exactamente que es, y todo aquello que no entiendo o que no quiero entender me corrompe.
Solo tengo que saber porque estas sensaciones, ¿en que estoy pensando constantemente? solo pienso en tres cosas por el momento, en que no sé lo que siento por una, en que quiero las buenas noches de la otra, y en que mañana no me apetece ir a trabajar...

Si por casualidad ahora no fuese a trabajar mañana, y pudiese estar a solas con una de las dos... ¿con quien estaría? la respuesta es clara, y yo la sé, pero ¿entonces?  ¿porque me preocupo tanto en mantener una relación la cual sé que realmente no necesito?¿o si? bueno, creo que al menos he avanzado en algo, lo que me sucede es por dos mujeres.

Dios, a veces me gustaría saber afrontar las cosas, saber actuar bien de alguna manera, saber que es lo que realmente me sucede en cada momento, y a veces no me basta solo con hablarte por las noches, desde que te siento cerca me han ido mejor las cosas, me siento una persona distinta, y a pesar de estos bajones pasajeros me siento realmente feliz, porque lo tengo todo, todo lo que tú me has enseñado a valorar, una familia que siempre estará para ayudarme, un grupo de fe con el que crezco como persona, unos amigos que no cambiaría por nada, porque no son muchos la verdad, pero nunca los medí por cantidad, tú me enseñaste a ver la calidad, y unos chavales que me hacen ver la simpleza de esta vida absurda. Hoy te quiero dar las gracias, porque ya me siento mejor, sé que no es mucho, pero hasta que no me he sentado a escribirte no he comprendido lo que me sucedía. 

Mañana te volveré a escribir, y si no tengo una respuesta sé que tú me ayudarás a encontrarla, por eso te vuelvo a dar las gracias, por ser mi compañero, y por no dejarme nunca.

viernes, 7 de marzo de 2014

Ella

Para que engañaros, cada paso que hago me lleva a una nueva vida, y esta vez no tengo miedo de fracasar, pues no hay mucho que perder en este momento. Cada día me levanto con una mirada algo distinta a la anterior, y no dejo de reconocer que ella continua estando en mi corazón, sin embargo otra persona abarca mi cabeza, y todo el mundo sabe que lo que se encuentra durante mucho tiempo en la cabeza termina cayendo al foso de los sentimientos...

No sé que tiene, de verdad. Cada día intento sacarle un defecto a modo de defensa, alguna escusa barata con la que yo mismo pueda llegar a decir basta, algo que me frene y no me haga caer en la tentación de invitarle a pasar  un día conmigo.

Pero... tiene algo, algo que no sé que es, que cada día me llama más, será su forma de ser, una risa constante que hasta en los momentos más malos podría hacerte sonreír, o quizás, sean esas defensas que me intento poner constantemente y que ella rompe con cada acción que realiza, en estos momentos solo sé que no sé nada, pero estoy feliz, y creo que eso es lo que realmente importa en todo momento.

martes, 25 de febrero de 2014

La apuesta

Mi vida ya había dado demasiadas vueltas, recuerdo que en aquél entonces no tenía mucho que perder, por no decir nada. Mi vida en ese momento era todo felicidad, y ya sabéis lo que sucede cuando se junta la felicidad con estar a plena energía, pues si, en ese momento me sentía invencible, era aquél caballero al que nunca tumbarían. Con esta pequeña introducción os cuento el error que aquella mañana, sin pensar las consecuencias llegué a cometer en otra de mis locas acciones, la chica era guapa, debo de reconocer que de tremendo cuerpo, sin embargo una cicatriz que iba más allá de lo superficial me impedía pensar siquiera en besar a aquella dama, así que con afán de diversión apreté las manos junto a mi compañero con la palabra de haber quien se la llevaba antes, y con mi sonrisa en el pensamiento de que yo nunca lo iba a lograr, ya que ni siquiera quería intentarlo, pero las risas de mi amigo intentándolo no iban a sobrar en aquellos días donde mi vida iba sobre ruedas.
Con el paso del tiempo no escape de mi destino, de aquello que todos los hombres nacemos, o al menos con lo que yo poseo desde que tengo uso de razón, por aquel entonces al hacer la apuesta era consciente de ello, pero al creerme invencible no quería creer que mi instinto de victoria me iba a pasar una mala jugada al ver como mi compañero tonteaba con aquella chica a la que yo desde un principio ya había renunciado a su ser, y a sus labios.
Desde aquel entonces, mi maldito instinto me persigue, la obviedad de que si continuo caeré en la red de otra araña distinta a la que en antaño me provocó tanto dolor, no me impide el seguir intentando esta maldita locura. Y lo peor de todo es que no reacciono, sé que me apetece, sé que lo hago porque el arte de tontear es lo más sano de esta vida, también se que si lo consigo me cansare, como siempre, y si no lo hago me dañare por simple orgullo varonil, a parte de con el tiempo encontrare otra chica con las que divertirme.
En conclusión es que solo quiero probar cosas nuevas, o sentirme de la misma forma con personas distintas, y por pura tontería el que se esta enganchando soy yo, y lo peor de todo ¡Es que yo mismo me hice mi propia trampa! pero no pasa nada, porque como siempre he dicho yo puedo con todo, y si no sale el sol, yo brillare en su ausencia, y mis ganas de rozar su cuerpo, se fundirán en un solo instante, allí donde los sueños se hacen realidad.

miércoles, 27 de febrero de 2013

...

Abro los ojos y respiro para coger oxígeno, el agua ya me cubre todo el cuerpo, y no sé cuanto tiempo podre continuar de esta forma, pero nos hemos convertido en padres de una sociedad que esta llena de egoísmo existencial, y solo pretendo soportar este ritmo frenético, pero apenas consigo conciliar este sueño a gusto.
Me veo rodeado de gente que no sabe apreciar ni luchar por lo que tiene, es fácil aceptar las cosas cuando te las ponen en bandeja ¿verdad? y claro, aun os resulta difícil el comprender como esa persona que os lo ha dado todo no puede marcharse si vos no sois lo que en realidad él necesita. Es imposible que comprendáis algo así, y yo lo sé, porque también he actuado como vosotras, de pequeño me regalaban muchas consolas, y no apreciaba ninguna, porque todas eran regaladas, con lo cual se me rompía o se pasaba de moda daba igual, enseguida iba a tener otra, sin embargo ahora cuido bastante bien de la que tengo, si lo admito, esta me la compre con mi dinero, por eso la aprecio más, porque me ha costado algo.
Podéis pensar que es un poco brusco compararos con videoconsolas, pero al fin y al cabo es lo que so gusta ¿no? jugar con personas como si fuesen juegos, donde vosotras mismas ponéis las reglas.
Lo queréis absolutamente todo, queréis poner cadenas pero tenéis miedo a que os las pongan a vosotras, sois personas cobardes las cuales no tienen lo que hay que tener para luchar por lo que realmente vale la pena, y para huir aun más de este asqueroso mundo para el cual nunca os habéis visto preparadas, tratáis de anestesiaros con cómodas drogas.
En la vida no se puede huir eternamente, ¿tanto os cuesta daros cuenta de las cosas? Os odio, con tanta fuerza que ni lo imagináis, hay gente que lo daría todo por tener lo que vosotras tenéis. Pero descuidad, solo quiero que os deis cuenta de lo que verdad tenéis y que sepáis luchar por lo que realmente vale la pena en esta vida. Porque personas como vosotras hay muchas, personas como las que tenéis, pocas.
Quien todo lo quiere, todo lo pierde, y las cosas son así, la avaricia rompe el saco, y quien no cede se terminara rompiendo.


martes, 12 de febrero de 2013

Las heridas, dejan marca

Cuando estoy solo y sin nada aparente que hacer, me da por pensarlo, y de nuevo mi pecho se vuelve a comprimir hasta presionar las paredes de mi corazón, de verdad que me habían tratado mal en muchas ocasiones, incluso de otras personas he soportado más cosas, pero jamás llegué a comprender ese dolor.
La verdad es que con otra persona hubiese estallado, sin embargo me calle hasta la más simple palabra que pudiese hacerle entender como me sentía, cada vez que una de sus palabras iban dirigidas a mi ser, eran como pequeñas agujas que se iban clavando hasta dejarme sin aliento, y siempre que quería decirle cualquier cosa o siquiera intentar firmar un tratado de paz sin pedir explicaciones de lo que en ese momento sucedía, mi cuerpo se bloqueaba, y lo único que podía hacer era seguir caminando sobre ese largo camino.

Hoy por hoy me sigue jodiendo, y aquí estoy tumbado en la cama, dolido por la cicatriz de la herida que una amiga me hizo hace tiempo, y lo lo único que deseo ahora mismo, es que todo vuelva a ser como antes.



domingo, 10 de febrero de 2013

Promesa

Mi sueño es una utopía, mis ganas de hacer cosas se ven presas por razones desconocidas, mi felicidad es otra imperfección más que se mantiene al borde de un gran acantilado, vivir sin pensar en mi futuro es algo difícil, pero en estos momento es una necesidad, solo la imaginación ya hace que simples cosas que no se sabe si ocurrirán duelan...
Esa mañana resultaba normal, esa vez me levante temprano, desde hacia poco no había podido evitar tener pesadillas exceptuando las noches de borrachera. El día me mantenía ocupado, cosas como juegos, series y amigos me impedían jugar al comecocos, y me alejaban durante un tiempo de esos fantasmas que no dejaban de atemorizarme las noches de insomnio. Recuerdo que ese día ya me desperté con una extraña sensación, y todo me recordaba a un pasado aplastado por el más intimo miedo. No tenía ganas de comer nada, así que opte por dejarme caer en el sofá y contemplar la caja tonta hasta la hora de comer, aun con un poco de hambre me costo levantarme para poder ir a la ducha y después a comer al bar. Cuando llegué al cuarto de baño, cogí una toalla que había colgada, y con una visión un poco baga por el cansancio de no haber dormido toda la noche pude contemplar la raja que tenia azulejo que había estado tapado con la toalla, en ese momento todo me recordaba a lo mismo, así que me dio un arrebato y me meté en la ducha de golpe con agua fría, solo quería que el frío hiciese reaccionar a mi cuerpo y se despejara de una vez por todas. Cuando salí y llegué a mi bar todo fue como siempre, pero un comentario de mi abuela hizo despertar un ligero interés en mi, y en ese momento mi cabeza volvió a funcionar, así que decidí tomarme la tarde con calma, y apartándome de la gente que había estado apoyándome todo este tiempo, decidí tumbarme un poco en casa, y más tarde, cogí camino a mi antiguo barrio.
Ya había llegado al parque donde pase gran parte de mi infancia, arriba del todo estaba la biblioteca, y arriba de la biblioteca dos filas de edificio donde se encontraban los recuerdos de aquel pasado oxidado.
No quería ver a nadie, ni siquiera me apetecía llamar a esa persona que nunca me había dejado de lado, también es cierto que se había cambiado de casa, y por entonces ni siquiera tenia una ligera idea de donde se encontraba su nuevo hogar.
Así que simplemente intente pasar desapercibido por el parque, ocultándome de la madre de algún amigo para así no mantener conversaciones que no llevaban a ningún lugar, al menos a ningún lugar al cual yo en ese momento quería llegar.
Llegue a la parte izquierda del parque, y vi a la hermana pequeña de mi amigo, la verdad es que ya estaba bastante grande, y eso me hizo pensar en como estarían todos por allí, seguí merodeando por ese viejo barrio, y al final, decidí volver a casa. Todo me había resultado algo extraño, pero comprendí que no me dolía haber dejado todo eso atrás y que tampoco lo echaba en falta, al menos en ese momento. Solo había una cosa que me apetecía, y era descubrir donde estaba ese cabrón que tanto tiempo había pasado conmigo de pequeño, así que me conecté al ordenador y me puse hablar con él, por suerte o por desgracia mi amigo estaba en la misma situación que yo, no tan extraña, pero si parecida.
Así que con un golpe de locura le dije de vernos esa misma noche, y con litrona en mano, fui a la puerta del mismo parque, aunque ya estaba cerrado, allí nos encontraríamos.
Yo ya venia cenado de casa, pero a él le habían dicho sus padres que cenara en el bar de su tio, así que sin más remedio me volví a acercar a aquella calle en la que yo había crecido dando tumbos. Esta vez si que entré al bar, y la gente se puso como loca, mi abuela era muy querida por la gente de allí y yo siempre había estado jugando en la terraza de ese bar, en ese momento tuve que estar en conversaciones las cuales hace 4 horas había estado evitando. Nos dirigimos al comedor, y no se nos ocurrió otra cosa que después de cenar sacar los tazos de su primo y ponernos a recordar viejos tiempos. Al terminar íbamos a coger su pelota de baloncesto, pero estaban en tiempos de feria, y todo el velodromo estaba lleno de coches. Así que no se nos ocurrió otra cosa que ir a por una litrona para él y botar al parque de noche, estuvimos dando vueltas y vueltas, hasta que al final optamos por subir a una casita que había, y pasar allí el resto de la noche. Estuvimos hablando de nuestras cosas, y los dos nos pusimos un poco sentimentales, comprendimos el dolor del uno y del otro, y realmente vimos que nuestras situaciones eran muy parecidas. Y claro, que consejos podríamos dar, ninguno de los dos tenia idea de lo podríamos hacer con nuestras vidas, así que simplemente me invito a su casa, eran ya las 3 de la mañana y yo no iba a volver a Burjassot, así que fuimos y como no estaban sus padres empezamos a beber, y cogimos el ordenador, y empezamos a hablar con unas amigas suyas que estaban durmiendo todas en casa de una, por desgracia no pudimos ir, ya que sus padres estaban en casa, así que optamos por seguir bebiendo con la única compañía de nosotros dos, aunque una hora más tarde escuchamos abrirse la puerta de su casa, era su hermano, y para sorpresa venia con compañia, aunque desgraciadamente, solo para él, así que no pudimos hacer más que oir los gritos de ambos mientras estábamos tumbados en el sofá ansiosos ambos por echar un puto polvo. A la noche no le quedaba mucho, el sol ya salía y aun estábamos hablando sobre nuestras vidas, y lo pateticos que eramos por dar todo lo que teníamos sin pensar, o por no haber hecho caso a aquellas personas que siempre estaban a nuestro lado y que miraban nuestra situación de forma objetiva, pero ya todo nos daba igual, yo a penas podía hablar, tenia sueño e iba borracho, a él le sucedía lo mismo, y sin lagrimas que soltar ni palabras que decir, los dos nos abrazamos, o al menos lo intentamos, y despues de acomodarnos cada uno en un sofá dormimos. Al día siguiente cuando ya era de noche y no me había cambiado de pantalones, me metí la mano en el bolsillo, y saque un tazo de pokémon, en ese momento descubrí que por aquel entonces no valoraba nada, creía que por perder aquello que nunca había tenido ya no tenía nada, y olvide que siempre tendré una cosa, y es la promesa de amigos para siempre que hicimos aquel día, tumbados en el sofá  sin nada más... Que nosotros mismos.

Te quiero amigo, espero que nunca, olvidemos la promesa.

jueves, 24 de enero de 2013

Patético

Por lo visto hoy en día va de moda ir de progresistas y liberales en el amor, sin tener ni un poco de idea de lo que en realidad eso significa e implica. Os alejáis de algo, huyendo de las cadenas que eso implica, sin daros cuenta de que vosotros mismos os estáis poniendo vuestras propias cadenas al negar lo que realmente sentís. ¿Que preferís sentir dolor a estar atados?¿que os gusta ser libres? No tenéis ni puta idea de lo que es luchar por algo que realmente queréis, todo iba sobre ruedas hasta que llego esa ¿persona? os comprendo, nunca os habías sentido así, pero ahora no podéis permitir que se vaya ¿cierto? pero claro, tampoco podéis permitir depender de esa persona. Vuestro patético egoísmo llega al punto de colocarles cadenas sin que se enteren, mientras que vosotros podéis tenerlo todo. Si vosotros vais de progresistas, cuando lo único que os cubre el cuerpo es una gran hipocresía, un desaprecio a lo que de verdad amas y como no, un egoísmo existencial que os tiene enganchados al 100% ¿ Queréis salir? ¿No sabéis como? Puede que la revolución nunca haya salido barata, pero siempre ha sido la mejor opción. Así que sinceramente, si de verdad fuerais liberales, lucharíais por lo que de verdad queréis... Patéticos.